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Editorial 1028

 


Las metas son como el horizonte, cercanas pero inalcanzables

El horizonte es la línea donde el cielo se une con la tierra. En realidad, se trata de una ilusión óptica, pues, tal línea no existe. La prueba es que, a medida que avanzas hacia el horizonte, la línea se aleja.

 

La línea del horizonte se extiende hasta donde alcanza nuestra vista. Si nuestra vista alcanzara a 100 kms. La línea del horizonte se formaría a 100. kms. de distancia.

 

Las metas, al igual que la línea del horizonte, deben estar al alcance de nuestras posibilidades. Y, así como la línea del horizonte se aleja a medida que avanzamos, así las metas también deben ampliarse a medida que evolucionamos. De esta forma, tendremos siempre un aliciente para seguir adelante.
En realidad, el placer no está en la meta en sí, sino en el camino. Está en la alegría de caminar ganándole al tiempo y al destino. Está en la experiencia de aprender y de crecer. Está en la emoción de sentirse un pequeño dios creativo y protagonista de la propia vida.
Cuando vas al encuentro de un ser amado (novia, madre, cónyuge) a quien no has visto desde hace mucho tiempo, sientes una emoción muy grande; se trata de una vivencia maravillosa, hecha de ilusión, esperanza y expectativa, que dura todo el viaje; pero, una vez que besas y abrazas al ser amado es como si la magia del encuentro se desvaneciera y regresáramos a la realidad prosaica de todos los días. Por esta razón, las metas deben ser cercanas, pero interminables, como las montañas, que a medida que escalas una, aparece otra más grande que se convierte en un nuevo reto que da sentido a la vida.

Un hombre sin metas es un ser sin camino y sin destino.

 

Una idea solo es eficaz, cuando se convierte en meta o convicción. Una vez establecida la meta, se graba en el cerebro y se convierte en decreto.
A medida que se fortalece la meta, el cerebro desarrolla conexiones neuronales que dan origen a una estructura mental relacionada con la meta, de modo que, la meta adquiere poder y absorbe en beneficio propio la energía mental que necesita para alcanzar los objetivos establecidos. Por esta razón, las personas que tienen metas definidas y convicciones firmes logran grandes éxitos.

Desgraciadamente, la mayoría de las personas tienen mentalidad de pobreza y sumisión, por lo que, sus metas son muy pobres. Carecen de expectativas y tienden a acomodarse en la mediocridad.

 

Para identificar las metas correctas es necesario tener criterios claros sobre el valor real de las cosas y sobre las conductas correctas, para no errar en la vida, lo cual supone conocer la verdad y el bien. Muchas personas se equivocan a la hora de elegir las metas y luchan durante toda su vida sin percatarse de su error. Al final solo les queda vacío y frustración.

 

Como vivimos en una sociedad ignorante y mediocre, escasa en criterios y valores, resulta difícil identificar las metas correctas y los valores por los cuales vale la pena vivir y luchar; sin embargo, es la tarea más importante para elaborar el mapa de ruta que nos guíe en el camino, pues, nadie puede llegar a su destino sin un mapa de ruta.

 

En la naturaleza existe un determinismo absoluto. Todo está preestablecido y funciona de acuerdo a leyes inexorables; pero el ser humano es inteligente y libre, lo cual le permite programarse y desprogramarse; es decir, puede desactivar las programaciones negativas y puede desarrollar estructuras mentales positivas que le garanticen el éxito y la felicidad.
Esta tarea no es fácil, pero es posible cuando las personas toman conciencia de los sufrimientos y fracasos vividos, cuando se dan cuenta de las oportunidades perdidas y cuando comprenden los beneficios que pueden obtener si cambian su enfoque de la vida; por tanto, el reto más importante de la vida es desarrollarse de forma integral y trabajar por ser la mejor persona que uno puede ser, pues, sólo funcionando bien y sintiéndose bien se pueden lograr las metas

 

Las personas tienen metas de tipo profesional y económico, lo cual no está mal. La profesión es un medio para lograr estatus social y riqueza. A simple vista, este objetivo es razonable; pero, en el fondo, contiene un error de base: El no establecer como prioridad el desarrollo de sí mismo.
Este error se paga muy caro a lo largo de la vida, en forma de vacío y frustración. Son demasiados los profesionales “exitosos” que se lamentan de haber descuidado su desarrollo personal; sobre todo, porque saben que no les exigía ningún esfuerzo extra, sólo era cuestión de incluirlo en la programación general de su vida, pero nadie les informó de esta posibilidad.


Ahora ya sabes cuál es tu reto. No te llenes de cosas. Desarrolla aquello que forma parte de ti y que puedes llevarlo a donde quiera que vayas.

 

Qué metas debemos establecer.

 

Los seres humanos necesitamos establecer muchas metas. En realidad, deberíamos convertir en metas todas las cosas importantes. De esta forma nos centraríamos en ellas y dejaríamos de hacer muchas cosas inútiles en las que invertimos tiempo y energía sin ningún beneficio.

Se supone que más del 50% de las cosas que hacen las personas son absurdas y carecen de utilidad. Obedecen a hábitos viejos que se transmiten de generación en generación. Como estos hábitos forman parte de nosotros, no nos damos cuenta de su inutilidad. Esto explica, en parte, la poca eficacia de las personas.

 

Deberíamos establecer metas relacionadas con los siguientes puntos (Salud, Comida, Ejercicio, Descanso, Inteligencia, Cultura, Principios y Valores, Criterios, Afectividad, Relaciones, Trabajo, Independencia laboral, Economía, Libertad, Éxito, Felicidad, Etc.), pues, como hemos indicado, a medida que se fortalecen las metas, el cerebro desarrolla conexiones neuronales que dan origen a un estructura mental relacionada con cada meta, de modo que, la meta se convierte en un hábito automatizado que absorbe en beneficio propio la energía mental que necesita para alcanzar los objetivos establecidos.

 

Existen muchos caminos que llevan a distintas partes. Lo importante es identificar el camino que conduce al éxito, a la libertad y a la felicidad. Muchas personas eligen mal el camino y luego se pierden en los vericuetos de la vida.

 

Un hombre sin metas es un ser sin camino y sin destino.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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